Chequeadores compulsivos generados por la mensajería online y la conexión permanente.
La velocidad que le imprimió la tecnología a nuestras comunicaciones genera expectativas de respuesta que muchas veces no se cumplen y que generan grandes niveles de angustia e incertidumbre.
Hoy dos minutos pueden perecer demasiado tiempo de espera para recibir una respuesta. Para agregarle paranoia al asunto, muchos servicios digitales ofrecen la posibilidad de saber cuándo el destinatario abrió o vio el mensaje enviado. Y ahí el panorama se agrava, porque el emisor se siente defraudado: no le interesa lo que digo, no me quiere, algo anda mal.
13.01 Avisame cuándo te puedo llamar, hijo, beso, mamá
13.03 ¿Por qué me hacés esto? me da apagado
13.07 Tres SMS. Contestame, Mariano. ¿Qué pasó? Me va
a dar un infarto
13.08 Mariano, está yendo tu papá, no te importa nada
13.08 ¿Qué es esta locura? Me estaba bañando, mamá
Según Gabriela M. Castro, directora del Centro Especializado en Trastornos de la Ansiedad son cada vez más las personas que se acercan al centro para hablar de su conducta adictiva a la conexión a Internet y la ansiedad que las comunicaciones instantáneas generan.
En casos extremos, la ansiedad puede aumentar hasta el punto de llegar a crisis de pánico cuando el individuo no logra la conexión o respuesta deseada. Piensan que puede haberle ocurrido algo malo.
¿Cómo evitar vivir pendientes de la respuesta digital inmediata?
No anticiparse negativamente a los hechos ni naturalizar la distorsión del tiempo son, según Gabriela Castro, dos claves para cambiar nuestra relación con el uso de las tecnologías. «Que sea un mensaje de tipo instantáneo no implica una respuesta instantánea.» El receptor puede estar desconectado por motivos que no son negativos: puede no tener el celular cerca, haberlo dejado en vibrador, olvidarse de encenderlo, estar ocupado con otra cosa como bañándose, ejercitando en el gimnasio, estar viendo una película …
Ana Prieto, periodista autora de Pánico, Diez minutos con la muerte recomienda no chequear los correos hasta después de una hora de haberse levantado, dar un espacio mínimo de tolerancia (30´) para que contesten un SMS y tener horarios de NO USO de la tecnología, como método preventivo de la ansiedad. Esos momentos pueden coincidir con los horarios de comida, ocio, salidas sociales, tareas laborales… algo que ayuda a ganar paciencia es hacer pequeñas tareas mientras se aguardan respuestas tecnológicas, como leer una revista, ordenar algo en la casa o lugar de trabajo, …
¿Es usted un chequeador compulsivo? Si usted ya es un adicto a la mensajería online puede intentar practicar estos tips para no correr peligro de padecer «ansiedad instantánea». Si aún no lo es, es bueno conocer los peligros a los cuales estamos expuestos si vivimos pendientes de la respuesta de los mensajes.
Fuente: «Ansiedad instantánea» artículo publicado en La Nación Revista el 12 de enero de 2014. Por Martina Rua
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