La pregunta que muchos padres se hacen este año, es cómo gestionar el tiempo que pasan sus hijos con la tecnología.
Sabiendo que el mundo virtual tiene sus cosas buenas, como desarrollar capacidades informáticas y socializar con los amigos, el tema es cómo establecer límites al uso del celular y la computadora.
«Nuestra investigación pasada nos ha demostrado que lo que importa no son las horas que se pasan frente a la pantalla, sino por qué estás mirando esa pantalla». señala Michael Rich, fundador y director del Center on Media and Child Health del Boston Children’s Hospital.
El uso de las redes se vuelve insano cuando empieza a remplazar cosas como la actividad física, pasar tiempo con amigos y familiares, y dormir. » explica Rich, que contribuyó a la producción de una guía de bienestar digital para las familias.
Un espacio de trabajo ergonómico y sin distracciones
Cada vez más niños sufren las consecuencias físicas de dedicar más tiempo a las pantallas, como fatiga ocular, dolor de espalda y de cuello, cefaleas y túnel carpiano. Esto se debe a que a menudo permanecen en posiciones estáticas con mala postura y miran fijamente a las pantallas sin pestañear durante periodos prolongados.
Se recomienda tener un espacio para el aprendizaje virtual en una zona con poco tráfico. Si varias personas trabajan en el mismo espacio, trata de utilizar cartón para crear barreras físicas entre ellas. Poner en marcha un sistema de colores para establecer límites: una tarjeta verde significa que puedes pasar, amarilla significa pasa pero no hagas ruido y rojo significa no me distraigas.
El espacio de trabajo debe estar bien iluminado y los niños deben contar con una superficie plana para trabajar. Utilizar una mesa y una silla adecuadas al tamaño del niño puede ayudar a la buena postura o se puede adaptar las sillas para adultos poniendo un taburete para que apoyen los pies y almohadones como apoyo lumbar.
Al colocar las pantallas, sentar al niño y que coloque la espalda en el respaldo, y poner el dispositivo a un brazo de distancia (con el puño cerrado) y un poquito por debajo de la altura de los ojos. Las pantallas más pequeñas, como las de las tablets y los móviles, pueden ser peores para los ojos, así que conectar una pantalla más grande puede ayudar.
Y hacer pausas frecuentes…
La fatiga de las videollamadas
Además de los síntomas físicos, el tiempo que pasamos frente a las pantallas puede pasar factura mental y emocional. «Contamos con datos que sugieren que estar en Zoom es más agotador que las interacciones cara a cara», afirma Christine Elgersma.
Padres y profesores aún están aprendiendo a afrontar estos retos. Aunque ver y establecer contacto visual con sus profesores y compañeros es lo ideal, Elgersma cree que no debería obligarse a los niños a encender las cámaras. Desde el punto de vista de la igualdad, dice que puede que compartan el espacio de trabajo o no quieran que sus compañeros vean sus casas, y añade que ver sus propias caras durante las videollamadas puede añadir la presión del autoexamen, sobre todo en adolescentes. Si un niño se siente incómodo en las videoconferencias, Elgersma recomienda que sus padres hablen directamente con su profesor…
Administrar el uso de tecnologías después del colegio
Ayudar a los niños a gestionar los deberes, el sueño, el ejercicio físico y la vida social fijando unos horarios. Esto también incluye establecer límites para el tiempo que pasan mirando pantallas cuando están ociosos. Recordar que la calidad es más importante que la cantidad. Puede que los niños que están separados de sus amigos durante la pandemia necesiten más tiempo para videollamadas o quieran ver más vídeos tutoriales para remplazar las actividades extracurriculares.
Poner horas exactas para que los niños dejen los dispositivos. La luz azul puede interrumpir nuestros ritmos circadianos normales y alterar las horas a las que nos dormimos y nos despertamos. Rich recomienda establecer una hora habitual para irse a la cama y que apaguen las pantallas una hora antes, y dejar los dispositivos cargando fuera de las habitaciones de los niños.
También es importante que los padres sean un modelo de conducta sana…
Pide ayuda si la necesitas
Aunque es normal que los niños pasen más tiempo con sus dispositivos, el uso excesivo de las redes sociales puede afectar negativamente su salud física y mental.
Si tu hijo está alejándose de sus amigos, no quiere dejar de jugar a videojuegos para pasar tiempo en familia o se queda despierto toda la noche y no se despierta en hora para ir a clase, estas pueden ser señales de que están atrapados en los espacios digitales.
Si el uso de redes sociales interfiere con las actividades cotidianas de un niño, los padres deberían hablar con su pediatra o con un terapeuta.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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